12 julio 2011

De francofonía a anglofonía y tiro porque me toca

Buenas tardes por la mañana:
Una vez más han pasado siglos desde que escribimos, pero esta vez la culpa no es directamente nuestra (cargamos con la culpa sólo de manera indirecta): nuestro portátil murió nada más llegar a Montreal porque uno de los dos, no diremos quién aunque fue Miguel, lo cogió por la pantalla para salvarlo de una caída inminente, provocando así que la pantalla se rompiera por dentro y el ordenador quedase inutilizable.
Pero bueno, la cuestión es que ya está todo solucionado y podemos volver a escribir, tal y como nos pide el público enloquecido desde las gradas. Y menos mal que podemos volver a escribir, que si no os quedaríais sin saber que hemos presenciado un infarto (de hecho, Miguel estaba ayudando al señor del infarto a llegar hasta su coche cuando se desplomó, pero cuando llegó la ambulancia el hombre estaba consciente y su mujer bastante entera, así que creemos que todo acabó bien), que hemos liberado heroicamente a un pájaro que estaba atrapado en las garras de un ovillo de hilo de pescar o que de repente no estamos en Toronto sino en algún lugar de China donde nadie habla nada más que chino.
Lo primero haremos un resumen de Montreal para que no os quedéis con las ganas. Hemos de decir que tuvimos un excelente guía que nos enseñó y explicó, a pesar de la lluvia y con todo lujo de detalles, los mejores sitios de la ciudad.
Aprovechamos para volver a dar las gracias a Pablo el superjefe por haber sacado tiempo para enseñarnos Montreal a pesar de que Voldemort estaba acechando a una de sus alumnas (para los friquis de Harry Potter como nosotros podemos aclarar que la mencionada alumna se aloja en casa de Bathilda Bagshot. Para los no-friquis aclaramos que es la ancianita que en realidad era una serpiente en la última película).
Montreal es una de esas ciudades difíciles de explicar, puesto que su encanto no reside en la ciudad en sí sino en la mezcla de la ciudad con la gente y el ambiente que eso genera. A pesar de la lluvia se veía que era una ciudad con vidilla y por la que resulta agradable pasear. Además, tiene río, y las ciudades con agua siempre ganan mucho mucho mucho, y el parque del Mont Royal, que no es un parque como todos tenemos en mente, sino un trozo de monte en medio de la ciudad. Imagináos un trocito de La Pedriza en lugar de El Retiro. Pues eso es el parque del Mont Royal (de donde toma el nombre la ciudad, por cierto).
Pablo nos llevó a cenar a Schwartz's http://www.schwartzsdeli.com/index2.html, un local situado donde antes estaba el barrio judío en el que se pueden comer unos sandwiches de carne ahumada con mostaza que está de rechupete. El sitio es cutre y viejo pero la comida está bien y tiene bastante fama entre montrealeños y turistas.
En cuanto al albergue en general bastante decente, pero con algunas curiosidades. En primer lugar nos robaron una cerveza que teníamos en la nevera y nos cogieron las demás de la habitación y las metieron a la nevera a enfriar, así que nos las llevamos de allí y dejamos una notita muy amable a los ladrones. En segundo lugar las habitaciones tenían literas de tres pisos... ¡sin escalera! Básicamente había que pisar los colchones de abajo para llegar al de arriba y con las mantas uno, además de abrigarse, podía lijarse las uñas de los pies. En tercer lugar: el perro.
El propietario del albergue de Quebec y el de Montreal era un señor con un perro omnipresente, Skipy, con el que coincidimos tanto en Quebec como en Montreal. Hasta ahí todo normal, pero hay que añadir que las paredes, las mesas y la página web están llenas de fotos e incluso cuadros del perro como muestra de la obsesión enfermiza del señor con el perro.
Pasemos a Ottawa. Nos habían dicho que con un día bastaba y no podían estar más equivocados: nos sobraron 21 horas (y porque fuimos al supermercado). Imaginaos Alcobendas o cualquier ciudad periférica. Ponedle un parlamento muy chachi, un canal y dos museos (todo al lado) y eso es Ottawa. Eso sí, merece la pena ir sólo por el parlamento y las vistas desde su torre del reloj.
Es muy interesante el equilibrio del parlamento entre la tradición anglófona y la francófona de Canadá: la simetría es total entre retratos de reyes franceses y británicos, salas y pórticos dedicados a la francofonía y a la anglofonía e incluso hay un sitio muy camuflado reservado para los intérpretes en el Senado y la Cámara de los Comunes (ambos en el mismo edificio pero uno en cada ala, como en el Capitolio de EE.UU.) puesto que las dos lenguas son oficiales en el país.
Nuestra visita acabó mal y pasamos la noche en la cárcel. Nos explicamos. La visita acabó mal por un tío brasas que había en nuestra habitación que se empeñó en dar por saco y reírse de nosotros diciendo que en España vivimos en el pasado y que deberíamos mandar a nuestros políticos a Estados Unidos a aprender cómo se hacen leyes de verdad para pasar al siglo XXI.
Lo de dormir en la cárcel no tiene nada que ver con su asesinato, que no cometimos salvo en sueños, sino con que el albergue era una antigua cárcel (donde, por cierto, se ajustició al último condenado a muerte de Canadá).
Al día siguiente visitamos brevemente la zona de las Thousand Islands (una zona de lagos e islas muy bonita donde la gente que tiene casas en las islas solamente puede acceder a ellas por el agua, por lo que todas las casas tienen garaje para la lancha) y dormimos en un camping al pie de un lago con unos vecinos de lo más majo.
Finalmente llegamos a Toronto, donde por el momento hemos disfrutado del ambiente callejero de un domingo en Kensington Market, un barrio medio hippy donde los domingos todo el mundo sale a la calle, los bares y restaurantes ponen las terrazas para que los clientes disfruten de comida de todos lados del mundo al ritmo de la música callejera de artistas locales. Comimos, como ya viene siendo tradición (nota para quien no lo sepa: Nuria vivió en Toronto durante un año), en el restaurante chileno con el mejor pastel de maíz del mundo mundial y nos desquitamos con una cookie de chocolate blando y nueces de macadamia y con una mini tarta de queso y cerezas, todo de My Market Bakery, una pastelería bastante barata y con una variedad inimaginable de panes, cookies y todo tipo de dulces.
Estamos alojados en una casa en Chinatown (al lado del AGO, para quienes conozcan Toronto), en un vencindario muy tranquilito que parece de la periferia, lleno de casas bajas todas diferentes. El problema es que en la casa nadie habla inglés ni español y francés ni nada que no sea chino, por lo que es un poco difícil entenderse con la encargada.
Por último, que sepáis que Torontontero está lleno de parkímetros y es absolutamente imposible aparcar en la calle. Nos hemos visto obligados a aparcar en el patio trasero de la casa en la que estamos (por un módico precio de un riñón al día) en una plaza en la que jamás pensé que podría caber un coche. Y cuando hablamos en plaza queremos decir jardín en el que hay unos nueve coches aparcados de los que sólo dos pueden salir a la calle ahora mismo (y el nuestro es uno... ¡toma!).
Seguiremos informando.

(Montreal desde las alturas)


(Un día, el sida desaparecerá. Mientras tanto tenemos la oportunidad de aprender y crecer... Y debemos hacerlo. Mensaje en el barrio gay de Montreal)


(Canal de Rideau en Ottawa, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO)



(Parlamento de Canadá en Ottawa)


(Senado canadiense con el trono para la reina o el Gobernador General del Reino Unido en Canadá al fondo)


 (Ottawa desde la torre del reloj del Parlamento)


 
(Miguel en la celda de aislamiento del albergue/antigua cárel)

3 comentarios:

  1. Otra cosa más ... vista la escala de la foto, los presos de allí eran mas bien bajitos ¿no?

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  2. Miguel ... pedazo de heroe ... así que en el transcurso de unas pocas horas has salvado a un infartado, a un pajarillo y casi a un ordenador.
    Eso si nos queda una duda... ¿al señor del infarto tambien les rompiste las gafas al evitar que se cayera? ;-)
    Un beso y a seguir viajando/escribiendo. Papa

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  3. Qué susto me he llevado con lo de la cárcel!! Digo cómo esta gente tan buena, salva pajarillos y salva infartados va a acabar en la cárcel tan pronto! jajaja.
    NU, qué tal la vuelta a TO? ha cambiado algo?
    Después de la descripción de Ottawa como para ir... jaja. Muaaaaaa

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