23 junio 2011

Megabus megaguay

Buenas noches por la tarde:
Estamos escribiendo esta entrada desde un autobús megaguay de megabus que tiene megawifi, de camino a Washington, DC, la capital del país más poderoso del mundo (hasta que China quiera).

(Nuria escribiendo en el megabus megaguay)

(Vista de Filadelfia desde del Museo de Bellas Artes)

Estos días han sido muy intensos, hemos visto Filadelfia al completo, pero ya casi hemos vencido al jet lag que nos acechaba por la noches/mañanas.
(Miguel a punto de comer galletas de algas de Chinatown)

(Filadelfia desde U Penn)


(Nuria chupando la Campana de la Libertad)

Ayer anduvimos hasta U Penn, la University of Pennsylvania, una universidad de la Ivy League (de las chachis de Estados Unidos tipo Harvard, Yale, Brown y demás) que turísticamente deja indiferente porque no tiene ambiente de campus en absoluto, es simplemente una parte más de la ciudad en la que los edificios solamente se diferencian por tener nombre de facultad.
Camino de la universidad, sin embargo, tuvimos la oportunidad de vivir un hecho insólito: nos refugiamos de a lluvia bajo un toldo cualquiera de South St. hasta que vimos que ya no caía agua. Fue entonces cuando, al retomar nuestro camino, empezamos a mosquearnos porque la lluvia sonaba pero no nos mojaba. Tras exhaustivas investigaciones y numerosas consultas con el FBI y la CIA, concluimos que en la acera de la izquierda de la calle no llovía, mientras que en la de enfrente seguía lloviendo, el suelo seguía mojándose y la gente llevaba paraguas. Insistimos: no es que en un extremo de la calle lloviese y en el otro no, es que en una acera llovía y en la de enfrente gozábamos alegres, contentos y sequitos.
El resto del día fue, entre lluvias y claros, más o menos normal: continuamos la visita por la paradójica ciudad del amor filial (Phil-adelphia) en la que sin aparente orden se mezclan rascacielos de cristal de 60 pisos que nada tienen que envidiar a los de la gran manzana con edificios de pisos con decadente estilo brooklyniano de ladrillo visto y con casitas bajas de la alta sociedad y zonas ajardinadas.
Dimos una vuelta por el financial district, chupamos la liberty bell en homenaje al gran héroe contemporáneo Barney Stinson y viajamos atrás en el tiempo para escuchar a los pilgrim fathers (y mother) leyendo a viva voz a declaración de independencia.
(Miguel comiéndose su cupcake de cumpleaños)

De regreso al albergue Nuria realizó su primera entrada en boxes (véase Sephora) y alucinó en colores (en un montón de colores, de hecho) con la diferencia de precios y cantidad de marcas entre España y Estados Unidos. Aquí es necesaria una mención especial a mamiNu, que habría disfrutado como una enana paseándose con Nuria por los pasillos llenos de colorines y olorines.
Dado que a Miguel se le debía una tarta de cumple, fue necesario que nos comiéramos una cupcake de limón y fresa con la que nos relamimos durante horas incluso después de meternos entre pecho y espalda el famoso cheesesteak de Filadelfia (un bocata en pan de perrito de ternera con queso, cebolla, mostaza y ketchup... Básicamente un pepito de ternera a la americana).
Para finalizar el día, nos unimos a la movie night del albergue viendo Hall Pass (no está mal, aunque es un poco asquerosita) con free beers por cuenta del albergue.
Veremos qué nos depara DC (Wa-shing-ton, como dirían en China).
PD. Hemos añadido una pestaña con el nombre de “Viaje” en la que se explica el plan general para los dos meses así como fotos en las entradas anteriores y etiquetas para que sea más fácil encontrar las entradas en función del tema que se trata en ellas.

5 comentarios:

  1. ¡Qué fotos más buenas!

    Este blog tiene calidad...

    Bss

    Laura.

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  2. Todo es megacarísimo? La cupcake es como las de la tienda de tribunal? Os ducháis todos los días? Ya véis, dudas existenciales.

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  3. Yo también quiero saber si os ducháis todos los días.

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  4. Qué tontas sois, ¿cómo nos vamos a duchar todos los días? Este viaje no sería lo mismo estando limpitos...
    Que sí, que nos duchamos todos los días. Y todo es caro en las ciudades, pero en cuanto cojamos el coche y compremos en supersupermercados dejará de serlo. Y las cupcakes de Tribunal están mejores que esa.

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  5. Debería haberte puesto esto en su momento, pero me he acordado ahora.
    Vivo en la carreteeeera, dentro de un autobús. Vivo en la carreteeera, aparcado en un blues. Vivo en la carreteeeera, siempre mirando al sur. Vivo en la carreteeeera, el blues del autobús.

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